Mi nombre es Marina Lloréns Suárez.
Por mi personalidad y por la educación que me dieron, podría decir de mí que siempre he ayudado cuando algo estaba en mis manos. Es cierto que la memoria no es mi mejor virtud, pero nunca olvidaré las palabras que un día me dijo mi primera profesora: “Eras una personita adulta con 3 años: ayudando a tu amigo a ponerse el mandilón, consolando al otro porque no dejaba de llorar…”.
Siendo sincera, nunca supe exactamente a que quería dedicarme y, por eso, durante mi infancia y adolescencia, me surgieron mil profesiones en base a los gustos del momento, pero sabía que, escogiese lo que escogiese tenía que estar relacionado con ayudar a otras personas. Y así fue como un día descubrí que esa profesión que reuniría todo aquello que yo llevaba haciendo desde pequeña era ser psicóloga.
Desde que tomé esa decisión me impliqué en mis estudios y me fui formando en aquello que más me llamaba la atención y que creía podía ser de mayor utilidad para ayudar a los otros.
Primero cursé el máster para ser psicóloga general sanitaria y, posteriormente, realicé formación relacionada con el ámbito de la psicología jurídica (siempre me gustó todo lo relacionado con esta área).
Tras unos años trabajando en varios centros privados y conociendo a personas muy diversas con distintas problemáticas, observé mucha falta de información y de apoyo en un sector concreto de la población: mujeres que estaban intentando ser mamás, mujeres embarazadas y/o mujeres que ya lo habían sido y no se encontraban emocionalmente acompañadas y comprendidas. Por este motivo, hoy en día estoy también formada en la etapa perinatal de la mujer.
Si algo me define, son mis ganas por ofrecer lo mejor de mí, por lo que continúo en constante formación para poder brindar la mejor ayuda posible a aquellos con los que me cruce por el camino.